Journal Agency Birtual News.
Una historia para contar toda la vida quedará en la mente del niño Ronald Londoño Acosta de cinco años de edad, quien cayó de un tercer piso quien salió ileso y sin ningún rasguño.
El caso tuvo lugar en su casa en el Barrio El Centro en la tarde del miércoles. Con la apariencia inocente de un preescolar, lo saludamos en el hospital de Puerto Asís, cuando llegaba con sus papás de practicarse unas radiografías que le fueron tomadas en la cabeza. El argumento inicial es que no hay ninguna fractura ni lesión en su cráneo, según el radiólogo. Sólo un golpe menor era evidente en el rostro. La fortuna esta de su lado y por algo que se puede llamar un milagro no le paso absolutamente nada.
Su padre Yesid Londoño Castillo, manifestó que un amiguito estaba deseoso de subir a visitar a Ronald. La ansiedad de su hijo porque no llegaba, lo llevó a asomarse por la azotea y cayó al primer piso. Un vecino que escucho el golpe en el techo de zinc, de inmediato acudió a socorrer al menor Ronald y sus padres muy asustados por cierto lo llevaron al hospital. El menor nunca perdió el conocimiento. Lo que manifiesta el niño cuando se le advierte que no vuelva a arriesgarse así, es decir que espera hacerlo “pero en paracaídas”. Contento y con un sentido de humor particular esperaba ser evaluado por el médico de turno e irse a su casa y volver al colegio.
El caso tuvo lugar en su casa en el Barrio El Centro en la tarde del miércoles. Con la apariencia inocente de un preescolar, lo saludamos en el hospital de Puerto Asís, cuando llegaba con sus papás de practicarse unas radiografías que le fueron tomadas en la cabeza. El argumento inicial es que no hay ninguna fractura ni lesión en su cráneo, según el radiólogo. Sólo un golpe menor era evidente en el rostro. La fortuna esta de su lado y por algo que se puede llamar un milagro no le paso absolutamente nada.
Su padre Yesid Londoño Castillo, manifestó que un amiguito estaba deseoso de subir a visitar a Ronald. La ansiedad de su hijo porque no llegaba, lo llevó a asomarse por la azotea y cayó al primer piso. Un vecino que escucho el golpe en el techo de zinc, de inmediato acudió a socorrer al menor Ronald y sus padres muy asustados por cierto lo llevaron al hospital. El menor nunca perdió el conocimiento. Lo que manifiesta el niño cuando se le advierte que no vuelva a arriesgarse así, es decir que espera hacerlo “pero en paracaídas”. Contento y con un sentido de humor particular esperaba ser evaluado por el médico de turno e irse a su casa y volver al colegio.
